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04 de Jul 2023 | Café

Pobreza en cafetaleros se reduce, pero no en la zona sur

El pasado mes de mayo, el INEI presentó las cifras oficiales de pobreza para el año 2022.

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Escribe: Miguel Pintado

El principal resultado: un aumento de más de medio millón de pobres a nivel nacional a raíz de las presiones inflacionarias recientes que vienen debilitando la capacidad adquisitiva de los hogares y, finalmente, comprometiendo la seguridad económica y alimentaria de sus miembros. 

El empeoramiento de las condiciones socioeconómicas no solo se ha centralizado en las ciudades y principales centros económicos, sino también se ha extendido hacia las zonas rurales y territorios más dispersos del país (de allí que no sorprenda el aumento de la pobreza en la agricultura, principal actividad económica de estos espacios). Pese a esta tendencia, el sector cafetalero sigue manteniendo su resiliencia por segundo año consecutivo (gráfico 1). ¿Por qué?

A diferencia de otros cultivos, el café posee, al menos, tres rasgos característicos. El primero, es que el café es un cultivo poco intensivo en fertilización química. Según estimaciones del Centro Peruano de Estudios Sociales (Cepes), la tasa de fertilización química en el café promedia el 25%, mientras que en otros cultivos comerciales como la papa y el arroz está por encima del 70%. Esta menor dependencia en el caso del café ha significado una notable ventaja ante los ya conocidos problemas asociados con las importaciones de urea.

El segundo rasgo es su orientación. El café es quizá el cultivo tradicional de exportación con mayor vigencia en el tiempo y con importante presencia en la cartera agroexportadora. Según el último censo, más del 90% de las unidades agropecuarias cafetaleras producen para el mercado de exportación. Los retornos económicos están, por tanto, ligados a los vaivenes del mercado internacional. Precisamente, en los últimos dos años el mercado mundial ha sido favorable para los precios del café, lo cual se ha traducido en un incremento del valor de nuestras exportaciones. Si bien el margen comercial (precio de exportaciones) no es necesariamente proporcional al productivo (precio en chacra), lo cierto es que las tendencias sí han ido de la mano (ver gráfico 2).

Por último, su localización. Los sembríos de café se distribuyen a lo largo de territorios, principalmente, de selva en varios departamentos del país (Junín, San Martín, Cajamarca, Amazonas, entre otros). Estos espacios no son directamente afectados por los eventos climatológicos coyunturales (ciclones, inundaciones, sequías, etc.) y, por tanto, tienen cierta independencia climática. Situación muy distinta, por ejemplo, a los cultivos de zonas costeras que, según proyecciones climatológicas recientes, son altamente probables de estar afectadas por el niño global.

Diferencias territoriales
A pesar de estas ventajas intrínsecas al sector, la evolución de la pobreza no ha sido homogénea en todos los espacios cafetaleros. Para acercarnos mejor a estas diferencias, hemos divido todas las zonas cafetaleras del país en tres grandes grupos: norte, centro y sur, cuyas evoluciones de pobreza son claramente distintas (gráfico 3). En la zona norte, la pobreza se redujo en los últimos cuatro años; en la zona centro, en el último año; mientras que, en la sur, la pobreza mas bien viene en aumento. ¿Por qué?
En la zona norte se incluyen todas las zonas productoras de café de Amazonas, Cajamarca, La Libertad, Lambayeque, Loreto, Piura y San Martín; 
en la zona centro, las de Huancavelica, Huánuco, Junín, Pasco y Ucayali; y la sur, las de Ayacucho, Cusco, Madre de Dios y Puno.

Lo primero que hay que anotar es que la zona sur es la zona cafetalera menos dinámica. En los últimos veinte años, sus aportes a la producción cafetalera nacional han venido disminuyendo. Inclusive, en términos absolutos, su producción ha permanecido casi estancada de 41 mil toneladas, en el 2003, a 39 mil toneladas al cierre del 2022. Mientras que en las otras zonas los volúmenes de producción sí aumentaron considerablemente: de 103 mil a 203 mil toneladas (zona norte) y de 58 mil a 111 mil toneladas (zona centro), respectivamente para el mismo periodo analizado.

Rastreando causas
Es muy probable que las razones detrás del incremento de la pobreza en esta zona vengan por otros canales distintos a la actividad cafetalera. Una manera de aproximarnos es a través de los ingresos. En particular, observando, en primer lugar, el peso de la actividad cafetalera en el valor total de ventas de estas familias y, en segundo lugar, el peso de las actividades extraprediales en los ingresos totales (ver cuadro 1).

El primer indicador nos permite corroborar si la actividad cafetalera efectivamente tiene importancia económica dentro de los otros cultivos producidos por las familias. A juzgar por los resultados, observamos que los cafetaleros de la zona sur tienen una menor dependencia económica de la producción de café por lo replicas relojes cual la estabilidad económica familiar puede estar determinada también por el desempeño en otros cultivos. El segundo indicador, por su parte, nos permite verificar la importancia económica de las actividades no prediales dentro del presupuesto familiar. Según la información de la encuesta, la zona cafetalera del sur es la que depende en gran medida de los ingresos extraprediales en comparación con las otras dos zonas.

Por tanto, el empeoramiento de las condiciones socioeconómicas de los cafetaleros del sur del país podría estar respondiendo a las dinámicas de producción de otros cultivos o, en su defecto, al aporte de las actividades extraprediales dentro de la conformación de ingresos. El relativo estancamiento de la producción cafetalera en los últimos veinte años, la menor dependencia económica del café y el mayor peso de los ingresos extraprediales de la zona cafetalera del sur parecen apuntar a dinámicas económicas más complejas que merecen la pena investigar y profundizar.